jueves, 17 de mayo de 2012

Jack Dorsey, el amo de los 140 caracteres

Twitter ya es un fenómeno social. Pero detrás de un fenómeno social siempre hay una o varias personas. Hace unos días hablábamos del error positivo, pues aquí tenemos un claro ejemplo del mismo. Jack Dorsey, el creador de twitter, ha tenido que probar muchas cosas antes de conseguir que su idea, lo que se últimamente se denomina "start-up", esté hoy a punto de convertirse en un imperio.


El pasado 6 de mayo de 2012, XLSemanal publicaba un artículo:


Jack Dorsey, el amo de los 140 caracteres: "¿Que si Twitter es rentable? No tengo por qué responder a ese tipo de preguntas"

 En el artículo:

A los 20 años se interesó por la botánica, los masajes, la moda... antes de volver a sus ordenadores. En 2006 trabajaba en una compañía informática al borde de ser devorada por Apple. Su jefe, Evan Williams, estaba enloquecido. Un día se dirige a su colaborador de aspecto grunge, con aro en la nariz y pendientes: «Jack, por favor, ¡encuentra una idea para que salgamos de esta!». Respuesta de Jack: un servicio que permite contar a quien queramos, en pocas líneas, dónde estamos y qué hacemos. Acababa de nacer Twitter.

La start-up está hoy a punto de convertirse en un imperio, comparable a Facebook y Google. En pocos meses abandonará sus anónimas oficinas de Folsom Street, en San Francisco, donde el jefe ocupa un cubículo sin ventana en una sala diáfana de la sexta planta... Twitter se muda a un edificio art déco, en plena reforma, en Market Street. El lugar es 10 veces más grande, para poder alojar a todos sus empleados -700 en la actualidad-, que deberían duplicarse este año.



Comenta: “Me gusta la diversidad. Primero, me apasionó la botánica, porque me encantaban las flores. Me interesé por los masajes por una cuestión de orden práctico: las muñecas me mataban, a fuerza de pasarme horas tecleando en los ordenadores. Tenía que cuidarme. Los masajes me permitieron descubrir las formas y el funcionamiento del cuerpo humano, comparable a un programa informático, pero más complejo.”


Y alguna de las cuestiones de la entrevista:

XL. ¿Coge vacaciones alguna vez?

J.D. No, descanso los sábados... y punto. Veo a mis amigos, bebo vino, sobre todo champán, que me encanta. Hago carreras de marcha. Con eso me basta. El resto de la semana, domingos incluidos, trabajo 16 horas al día.

XL. ¿Cómo son sus jornadas?

J.D. Me levanto a las cinco y media de la mañana e intento volver a casa a las 10 de la noche.


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